Sinopsis

Adam se me acercó súbitamente, acariciándome el cabello con su mano derecha, mientras que con la otra, me agarraba por la cintura. Entonces, apunto de desmayarme, con el corazón latiéndome a cien por hora, susurró -rompamos las reglas-, a continuación rozó sus labios con los mios, introduciéndome en un trance del que no quería despertar. Me había besado.

viernes, 29 de enero de 2010

Publicidad...xd


Hola a todos y todas!!!
Quería saludaros, deciros que ya me encuentro escribiendo el capítulo 9, y bueno... debo pediros un grendísimo favor a todos los que seguis el blog.
El favor consiste en qué agais publicidad de "Silenciada" a la gente que creais que les pueda gustar, por ejemplo: amigos, amigas, primos, primas, madres, padres, novios y novias... (no nos olvidemos de l@s ex) jajajaja. Perdonadme pero estoy un poco alocado hoy.

También quiero informar que ayer volvisteis a marcar record de visitas en el blog. Pues llegaisteis a la increible cifra de 133 entradas, superándoos de nuevo.

De aquí os envío un fuerte abrazo y os deseo un feliz fin de semana.

jueves, 28 de enero de 2010

Capítulo.2

Ojos











Y dime, Katherine, ¿qué tipo de libros sueles leer? - Laura, finalmente, tras un largo tiempo, sentada en el sofá con la mirada perdida (al igual que Katherine), le hizo una primera y buena pregunta.
Pues... - pensó - … me gustan todas las novelas de Carlos Ruiz Zafón, sobre todo “Marina” - le indicó.
¿Y no hay ningún otro escritor qué te guste? -
Si, Stieg Larsson, J.K. Rowling, Maite Carranza... - fueron los primeros nombres que le vinieron a la cabeza.
La verdad, si son buenos escritores, pero la mayoría de ellos muy juveniles, ¿no crees? - ¿y qué somos nosotras? se preguntó ella – yo prefiero leer a Anne Rice, o Stephen King. La literatura de “terror” me apasiona – afirmó.
Pues a mí la verdad, no me gusta mucho, lo máximo de terror que e leído a sido El príncipe de la niebla, y acabé bajo la sabana, con una linterna en la mano, y con el pestillo de la habitación echado – le aclaró.
Pues no sabes lo que te pierdes... - si Katherine tenía que decir la verdad, la literatura de terror tampoco le daba mucho miedo, si no pánico, en cuanto escuchaba la palabra terror, la piel se le ponía de gallina, sus oídos comenzaban a aislarle del mundo exterior, y empezaba a imaginarse cosas, cada cual más estúpida.
De pronto sonó el timbre.
Katherine era la invitada, pero no quería abusar, bastante la soportaban ya, así qué, se levantó.
Ya voy yo – se dirigió hacia la entrada.
Será Adam – dijo Laura – mamá necesitamos dinero, ¡baja!
Katherine abrió la puerta, el corazón se le detuvo, ¿qué le sucedía?.
Hola – le saludó el joven chico. Se puso roja. ¡Despierta gilipollas! se gritó a si misma.
Ho... hola – dijo.
Encantado... me llamo Adam – el chico, le tendió la mano. Y ella se la estrechó, entonces, una alarma se encendió en su mente. ¡No! Gritó una voz en su interior. Pero... no sucedió nada, seguía allí, apretándole la mano a Adam, y no le venía ninguna visión, no sentía nada, era la primera vez que le ocurría. ¿Qué sucedía?.
Esto... ¿podrías soltarme la mano?
E... ¡si!, ¡perdón!. Lo... lo siento – Katherine parecía estúpida, se le trababan las palabras cada dos por tres.
Perdón, no me e presentado, mi nombre es K... - por un momento se le llegó a olvidar su propio nombre – Katherine – dijo finalmente.
Si – asintió una voz femenina a su espalda – y es muy rarita – afirmó. Ella (Laura) estaba totalmente enamorada de Adam, Katherine lo supo por su aura, desprendía un increíble color rosado, y eso que muy pocas veces sabía lo que pensaba o sentía una persona sin tener que tocarla, por lo qué eso significaba, que Laura estaba perdidamente enamorada de Adam.
Hola cariño... - le saludó ella – cuanto tiempo ¿no?
Bueno, solo han pasado dos días desde que viniste a encargar el pedido.
Dime Adam, ¿qué te parece este perfume? - se le acercó, colocando su cuello al nivel adecuado. El lo olió.
Huele bien... -
Es una colonia echa a partir de mi propio olor corporal – si, asentió Katherine, y huele a moho, se dijo para si misma, (no quería llevarse un tortazo).
Ulalia apareció tras ellos.
Hola, Adam, ¿dime hijo mío, cuánto te debo? - dijo, mientras rebuscaba en su cartera.
Doce euros, señora – contestó.
No me llames así, ¡que me hace sentir vieja! - pues lo que eres susurró Laura. Ulalia le entregó las monedas, haciendo caso omiso a su hija.
Mi padre me a dicho que están invitadas mañana a nuestra barbacoa.
Pues dile a German, que allí estaremos, ¿a qué hora? - preguntó.
A las ocho de la noche – Adam se dio la vuelta.
Adiós – les dijo con la mano, mientras se alejaba montado en la bicicleta.



Katherine se encontraba en su habitación, rodeada de un montón de trastos viejos, al día siguiente, Ulalia le había prometido que los bajarían al sótano. Ella se encontraba frente al espejo, contemplando su cuerpo, ¿qué podría ponerse?, dentro de dos horas debían presentarse en casa de los Brown, y quería ir bien vestida. Pero el escaso equipaje que había rescatado de su armario antes de trasladarse no le permitía elegir a sus anchas, así qué, colocó todos los vestidos ligeramente “aceptables” sobre su cama, mientras los iba escogiendo, y poniéndoselos delante del espejo, para saber cual le favorecía más. Hubo uno que no le desagradaba, de color blanco (su preferido), el vestido dependía de dos piezas, la de arriba, la cual, tenía unas pequeñas mangas, y dejaba su cuello al aire. Y la de abajo, una falda, simple, que la tapaba hasta los muslos.
Sonrió. Y de pronto, Laura irrumpió en su habitación, con un vestido entre los brazos, se tapó la boca con la mano extendida.
¡O dios mío! - suspiró - ¿no pensaras ponerte eso para esta noche, verdad? -
Si – asintió.
¿¡Pretendes parecer una vieja como mi madre!? - gritó.
¡Que te e oído! - dijo Ulalia desde la cocina, la cual se encontraba lavando.
¿Tan feo te parece? - le preguntó.
No si quieres ir a misa... - qué graciosa, pensó Katherine. - anda, ven, te dejare uno de mis vestidos... - la agarró de la mano, (después de tirar su vestido al suelo). - Por cierto... ¿qué te parece este para mí? - era precioso, le debería de haber costado un ojo de la cara, o una vida entera de esclavitud, pensaba Katherine mientras lo miraba.
Laura la arrastró hasta su habitación, en el piso de abajo, sonriente, transmitía nerviosismo, y logró contagiarselo. Desde aquel lugar, se podía ver perfectamente la playa, un gran ventanal se lo permitía. Hacía un tiempo idóneo para salir, llevaba tres días en “Santiago” y aún no había visto ni una sola parte del pueblo, aunque no le preocupaba, tenía todas las vacaciones por delante. Laura se introdujo en su armario, (uno de los que poseía), tras un rato tirando ropa a doquier al suelo, sacó uno, era maravilloso, un vestido de noche, aunque era negro, y muy ligerito, le gustó.
Póntelo, y dime, me lo regalaron el año pasado, y ya no me vale - Automáticamente, Katherine subió a su habitación, se quitó el pijama de ositos, y se lo puso, le quedaba perfecto, un poco hueco en la parte de arriba, y al verse, le vinieron todos los estúpidos complejos que había en su cabeza, pero se hizo la sueca y miró para otro lado. De repente,la luz se apagó, y la habitación se quedo a oscuras, (aún no había levantado la persiana). Y entonces, un poco asustada, algo la rodeó, el aire se quedó congelado, no le gustaba aquella sensación, era como si se hubiera sumergido en una bañera repleta de cubitos de hielo. La madera crujió, y una brisa rozo su cuello, algo no iba bien, y Katherine no quería seguir experimentándolo, se abalanzó cobre la ventana, agarrando la cuerda de la persiana, y con todas sus fuerzas la levantó, la luz se adentró en la habitación, mientras el ruido generado por la persiana, resonaba en ella. De nuevo el sudor frío. Le vino a la mente una conclusión, ¿y si se trataba de un fantasma?, le había sucedido muchas veces en el pasado, pero la sensación en la que esta le sumergía era diferente a las demás.
Decidió ducharse, para intentar relajarse un poco.
Tenía el vestido puesto, realmente era precioso, no podía dejar de mirarlo, -perfecto- pensó. Estuvo deliberando si llevarse una chaqueta (por si acaso), el vestido era muy corto, dejaba sus hombros al aire, y la falda no tendría mas de treinta centímetros. Pero era perfecto, y no podía sacarle ningún defecto. Se alisó el pelo, el cual le llegaba hasta los omóplatos, entonces pensó, ¿que calzado debería ponerme?.



Cruzó el pasillo, desde el cuarto de Laura al baño, con paso torpe, puesto que los zapatos de tacón que le había prestado, le hacían temblar de pies a cabeza, de pronto, un pitido inundó la noche.
Laura salió al balcón.
¡Hola Romeo! - gritó, con un toque sexy. - ahora bajamos – entró de nuevo en casa, avisando a los demás de que Adam ya había llegado.
¿Pero nos va a llevar él? - le preguntó Katherine, mientras se pintaba las rayas de los ojos. Su prima parecía una Barbie. Eso sí, al estilo actual.
¡Mamá! - llamó a Ulalia, apoyada en el borde de la escalera, mirando hacia arriba.
Os estoy esperando desde hace media hora – dijo, con voz cansada, Ulalia se encontraba en el primer piso, junto a la puerta principal, esperándolas.
¿Estoy bien? - le preguntó Katherine a Laura.
Para hacer de florero estás más que estupenda, ¡hoy me toca pillar cacho! - gritó, sonriente.
Pareces un hombre diciendo esas cosas – le dijo su madre.
Y tú una chacha, ¿a donde vas con esas pintas mamá?
Estás muy guapa Katherine – le susurró Ulalia, pasando de su hija, mientras bajaban por las escaleras del porche hacia el coche.
Hola cariño – le saludó Laura a Adam, se le acercó, el fue a darle un beso, cuando ella le golpeó en el trasero, esquivándolo.


Minutos después llegaron a su destino, Adam salió corriendo del coche para abrirle la puerta a Laura, mientras sonreía, señalándole la salida con gestos nobles. Inmediatamente, un hombre salió a saludarlos, se trataba de German.
Bienvenidos... - dijo, besando la mano de Ulalia con delicadeza, ella rió, nerviosa.
¡Cómo eres! - exclamó ella. Entonces un chico se asomó tras la puerta de la entrada, Katherine le prestó toda su atención, se saludaron. Más tarde cuando Laura y Adam ya se habían sentado a cenar, mientras se daban besos apasionados, y la conversación entre German y Ulalia fue creciendo, él se acercó a Katherine.
Hola, ¿como te llamas? - le preguntó.
Soy Katherine – y sin darse cuenta sus manos se tocaron. En ese instante, un gran vacío invadió el cuerpo de Katherine, un agujero negro crecía por momentos en su estómago. Aquella sensación que él le transmitía era tan grande que no le dejaba visionar nada más.
¿Te sucede algo? - le preguntó, al ver su tez pálida, y su mirada perdida. Entonces se miraron a los ojos, pero a Katherine le transmitieron un mayor vacío, aquellos ojos estaban muy asustados, perdidos, doloridos... a Katherine se le hubieran ocurrido docenas de adjetivos -malos- con los que referirse a aquellos ojos.
No – agitó la cabeza de un lado a otro – estoy bien – mintió, su cuerpo estaba embargado por una tristura que le provocaba cierto dolor de cabeza.

Gracias...

Hola a todos y todas, quería daros las gracias por qué ayer se registraron 113 visitas, y para estar empezando es mucho. Sobre todo teniendo en cuenta cuanta gente entro el martes y el lunes.

Lunes: 12 visitas

Martes: 69 visitas

Miércoles: 113 visitas

Hoy esperamos mantener este nivel,pero escribo esta entrada para deciros que en unos momentos subiré el segundo capítulo. Una advertencia: este será el último que suba, si realmente os a gustado la historia y demás, en Marzo se publicará la novela. Saludos!!!!

miércoles, 27 de enero de 2010

Próximamente...

Hola a todos y todas!!! quería agradecer a esa gente que se a molestado en entrar al blog, leer el primer capítulo y encima comentar. Bueno, hacía varios días que quería poner una nueva entrada en el blog, y aquí estoy. Quería deciros, que en los próximos días subiré el segundo capítulo, (pero ese será el último), si luego os sigue interesando la historia y quereis saber más debereis esperar hasta Marzo -cuando casi seguro- publicaré la novela.
Quiero deciros, que yo y unas amigas mías, estamos preparando unas "sorpresas", que voy a desvelar a continuación:

1-Vamos a hacer un video clip, con una canción echa por nosotros, para promocionar la novela y atraer a más gente.

2-También aremos una cuenta específica de Youtube para los que seigais la novela -o el blog-.

3-Subiremos nuevas fotos, y aremos un backstache para que podais ver como va evolucionando todo el proyecto.

4-Se va a hacer un grupo que seguirá a la novela en un futuro -esperemos no muy lejano-.

Después de todo esto os preguntareis... ¿y por qué todo esto?. Bueno, debeis saber que la editorial que me va a publicar la novela no es una editorial del tamaño de -Slamandra, Montena, Alfaguara... - y demás, así qué la publicidad me la tengo que currar yo solito. Y es por eso que andamos haciendo todo este proyecto, esperamos que os guste, tanto la novela como las canciones, y las fotos. Nuestra intención es estar cerca de los que nos siguen y dar un trato mejor y más cercano -con los que espero- compren la novela.

Información:
La editorial en la que voy a publicar "Silenciada", es una plaforma de internet, es decir: no venden en tiendas. La editorial vende todo su material por su página web, (a todo esto sé que hay mucha gente que no se fía de comprar a trabes de internet, pero os puedo asegurar al 100% que Bubok es fiable). Las ventajas de Bubok: al comprar la novela, te la llevan a casa en unas 24h (si eres de España) pero también envían ejemplares al extranjero, es decir; tanto si eres como de México, como de Japón, si tu compras un ejemplar de la novela, la editorial te la llevará a casa. Otra ventaja de Bubok es qué la novela se podrá descargar al ordenador -más barata que en forma impresa-. Así para los que no queráis papel, siempre podréis descargarla.

Bueno, desde aquí un saludo para todos!!!

viernes, 22 de enero de 2010

Capítulo.1

Sensación






Allí comenzaría el viaje de Katherine, despidiéndose de sus padres y su hermano pequeño, simulando sonreír, mientras lloraba en su interior. A la par que el tren se alejaba con paso torpe, cogiendo fuerza según se iba adentrando en el monte. Se quedó de pie, asomó por última vez la cabeza, el pueblo que la había visto crecer se hacía cada vez más pequeño. Tras un largo suspiro, se sujetó bien la mochila que llevaba sobre la espalda. Sacó su billete del bolsillo, y leyó.

Asiento número 163 – alzó la vista, recorriendo el vagón, apenas había gente, buscó su asiento, mirando continuamente los números situados en lo alto, sobre su cabeza, hasta encontrar el lugar. Se dejó caer junto a la ventana, aparcó la mochila a su izquierda, agarrándola con el brazo, pensando en el futuro que estaba por venir.

Horas después se despertó, cansada, parpadeó varias veces, y echó un vistazo a su alrededor, ¿cuánto llevaría dormida?, entonces, fue por primera vez, cuando vio el maravilloso amanecer de Santiago, el sol comenzaba a salir tras el mar, poco a poco, bañando el día de un color rojizo, mientras la niebla propia de allí se iba retirando. A lo lejos vislumbró su próximo hogar, entonces se imaginó si alguien abría ido a recogerle a la estación. Pero enseguida su mente lo puso en duda, aclarándole que nadie en su sano juicio saldría a las seis y media de la mañana de su cómoda cama, para congelarse por ella.

La voz cansada de un hombre (que pedía a gritos unas horas de descanso), avisó a los pasajeros de que ya habían llegado, en aquel momento, Katherine se imaginó la cara del pobre señor, sentado, conduciendo el tren, con unas ojeras propias de un búho, con el pelo rapado al uno, y de cara regordeta. Se puso la mochila sobre la espalda, levantándose sin ganas, con las piernas medio dormidas, el inmenso frío la rodeó, clavándosele en la piel, entonces se arrepintió de no haberle echo caso a su madre cuando le avisó de que en Santiago hacía mucho frío (incluso a principios de verano). Fue la última conversación que tuvo con ella, la mañana anterior. Ella se le abalanzó, tras haber comprobado su escaso equipaje, avisándola de que se llevara más de un buen abrigo, Katherine se excusó, diciendo que en verano no podía hacer tanto frío en ningún lugar del mundo, (era evidente de que se había equivocado) y se martirizó por ello. Los pocos que quedábamos en el tren, salieron de él, agotados por el viaje, Katherine se puso de puntillas (su escasa estatura no le permitía ver más allá de sus deportivas), después de haber recorrido la estación al completo varias veces, a lo lejos, divisó una mano corriendo hacia ella, era (según le había comunicado su madre los días anteriores, su tío Javier, de veinte años).

Lo siento – le gritó, mientras se le aproximaba. Al alcanzarla, posó sus manos sobre las rodillas, jadeando, (no estaba muy acostumbrado a hacer ejercicio).

No te disculpes, gracias por haberme venido a buscar – le confesó ella.

Tranquila, me pillaba de camino, se me había gastado el cartón de tabaco – mintió. ¿Es tonto? Se preguntó, ¿acaso se creía que se iba a tragar semejante trola?

Javier, al verla agacharse en dirección a la mochila, le dijo que no se molestara que ya la llevaba él por ella. Le dirigió una media sonrisa, mientras le conducía camino al coche.

¿No te cuentas nada? - le preguntó.

Uff – dijo ella en un suspiro.

Tranquila, ya tendremos tiempo para charlar, debes de estar muy cansada. No, mejor dicho, lo estás, tus enormes ojeras me lo dicen... - Katherine se llevó las manos a la cara, acto seguido él se empezó a reír como un burro.

El trayecto fue bastante ameno, con la primera impresión que Katherine se había llevado de Javier se había imaginado un viaje largo y estresante, pero se equivocó, él puso la radio, cantando las canciones de rock que transmitían a través de ella. Ella de mientras, miraba por la ventanilla, tras el cristal, contemplando los maravillosos campos a su alrededor.

El auto se paró, Javier la miro por el retrovisor.

Ya estamos... - suspiró, temerosa de lo que podría encontrarse, nunca se le habían dado bien las relaciones, y menos con gente que solo conozcía de vista por el álbum familiar. Bajaron del coche, Katherine no quería tocar a nadie, así qué, con la escusa de que hacía un terrorífico frío, se puso los guantes negros que se guardaba en el compartimento derecho de la mochila. Poco después de salir del auto, empezó a distinguir el olor a salitre, y a humedad que los rodeaba, a apenas cincuenta metros de donde se encontraban yacía una pequeña playa, bañada de oro por el sol. Frente a ella, un gran caserón construido en 1895, con un descuidado jardín a sus pies, y completado por cuatro pisos, sin contar el sótano y la buhardilla. La fachada yacía repleta de ventanas pequeñas, pero reinada por cuatro grandes ventanales, dos de ellos en el primer piso, y los restantes en el tercero. Javier abrió la puerta principal, después de haber estado media hora buscando la llave adecuada. Entraron, en la que a partir de aquel día pasaría a ser el nuevo hogar de Katherine, el primer piso era muy amplio, con tan solo tres puertas comunicantes a otras habitaciones, el salón, la cocina, y el mayor cuarto de baño de los tres que había repartidos por la casa.

Andaron de puntillas, no querían despertar a nadie, Javier, la dirigió a la cocina, le señaló las sillas al rededor de la gran mesa de madera de pino, y le indicó que se sentara.

Yo no sé mucho de cocina, pero te aré un cola-cao de los que yo me suelo preparar - Entonces, comenzó a buscar los utensilios necesarios para ello, rebuscando entre todos los armarios, (parecía que el nuevo en aquella casa fuera él). Sacó un plato pequeño y alargado, puso a tostar unas cuantas tostadas, y le sirvió leche en un tazón gigantesco, con bacas dibujadas en ella. Unos segundos después, las tostadas salieron de sus escondrijos, Javier, que se había sentado junto a Katherine, se levantó para cogerlas. Cuando ya las llevaba sobre el plato, resbaló con algo, y se le cayó el plato al suelo, rompiéndose, creando un ruido cristalizo y chirriante. Ella se levantó, nerviosa, ¿le habría pasado algo?, le tendió una mano.

¡Javier, Javier! - decía ella en voz baja.

Tranquila estoy bien – y la agarró. En ese instante, todo a su alrededor desapareció, por su cabeza recorrían miles de imágenes, que sus ojos visionaban, se maldijo por no haberse prevenido más, entonces le vino la primera imagen, la de un hombre que estaba involucrado en una pelea, una pelea ilegal, e injusta, eran tres contra uno, él (el antepasado de su tío) intentaba defenderse, pero lo otros tres hombres lo golpeaban continuamente, patadas, puñetazos... por todas partes. Y el dolor que ese hombre sentía la invadió, rabia, frustración, venganza, dolor, tristeza, amor... Quería salir de aquella visión, pero no podía controlarlas, después con tan solo un intervalo de una milésima de segundo, le vino la siguiente imagen, esta vez, era la de una mujer, enterrada hasta los hombros, con una bolsa tapándole la cabeza, mientras alguien le tiraba piedras.

Unos segundos después se despertó, jadeando, envuelta en sudor frío, con el pelo empapado en él, y miles de los sentimientos que había visionado en su visión recorriendole el cuerpo a velocidad de vértigo, es por ello que Katherine no solía tener mucho contacto con personas, es algo que le sucedía y no podía controlar, no podía evitar el saber que pensaba la gente, que sentían, como iban a morir, o qué les pasó en sus vidas anteriores (si es que las tenían). En medio de aquel alboroto apareció su tía, Ulalia, hermana de su madre, enfurecida, por no haber podido dormir sus horas necesarias, al verlos, su expresión cambió por completo.

¿Pero qué a sucedido aquí? - Javier se levantó, soltándole la mano a Katherine, y apoyándose en la encimera.

Katherine, ¿qué te ocurre? - le preguntó su tía, acercándosele – esta en shock, su madre me dijo que aveces le sucedía, ayudame Javier, vamos a dejarla en su cuarto – arrastraron su cuerpo hasta la buhardilla y la tumbaron en la cama,ella seguía sudando, ardiendo, envuelta en aquellos horribles pasajes de los antepasados de su tío.

El sol golpeaba el rostro de Katherine, se había dormido, se sentía rara, ¿qué hora sería?, consultó su reloj, eran las seis de la tarde. Su cuerpo aún estaba dormido, envuelto en el sudor frío que tan poco le gustaba. Tenía dolor de cabeza, salió de la cama, y la madera sonó al compás bajo sus pies.

El pasillo yacía inundado en las sombras, ella se apoyó en la pared, para no tropezar con cualquier objeto, (estaba mareada). Llegó a la escalera, se quedó en silencio por unos momentos, intentando distinguir unos sonidos provenientes de el primer piso. Eran las voces de la televisión, comenzó a descender por la estrecha escalera, cuando, de pronto, aún sumida en la oscuridad de la casa, distinguió un ruido, y no eran los de antes. Intentó localizar de donde venía ese sonido, forzando los sentidos. Se adentró en una habitación situada a la izquierda, ¿qué hacía?, se preguntó. Algo en su interior la empujaba a descubrir la procedencia del ruido. De pronto, un olor a salitre la rodeó, ¿qué sucedía?, ¿qué era ese olor?, al principio supuso que sería el olor del mar que se adentraba en aquella casa, pero no, el olor era demasiado intenso, parecía provenir de esa misma habitación. Entonces, le pareció vislumbrar algo entre la oscuridad, parecido a una sombra, <<¡corre!>> gritó una voz en su interior. Salió a toda velocidad, sudando de nuevo, y con el corazón latiendole a mil por hora. Giró la mirada, tras haber cerrado la puerta, y se llevó el mayor susto de su vida, gritó, el cuerpo de una mujer la miraba.

Vale... no me lo voy a tomar a mal, por que según me han dicho eres un poco rara, ¿pero tampoco soy tan fea como para qué grites de ese modo, no? - con la mano en su pecho, y el cuerpo paralizado, Katherine intentó distinguir a aquella mujer, que no era mucho mayor que ella, entonces una imagen le vino a la mente, se trataba de su prima, Laura.

¿Estás sorda?, ¿acaso te ha comido la lengua el gato? - le preguntó con sarcasmo.

Lo... lo siento – se disculpó, era lo único que se le ocurrió, en ese momento, era como un café cortado.

¿Lo... lo siento...? - repitió, burlándose - ¿qué lo sientes? - dijo, colocándose las manos en la cintura, y arrastrando la terminación de la última palabra. Al ver que Katherine no decía nada, concluyó.

Eres muy rarita, ¿lo sabías? -


Toma... - Ulalia le tendió un tazón de leche caliente con azúcar – esto te quitará el malestar

Gracias -

De nada mujer, que vaya susto nos has dado a todos, tu tío se a ido a trabajar muy preocupado, menos mal que tu madre me dijo que era algo que te sucedía normalmente y que no tenía ningún riesgo, que si no, me muero ahí mismo – rió. Y Katherine le pegó un pequeño sorbo a la leche.

Lo siento, de veras, no querría ser un cargo para vosotros... -

No eres ningún cargo, ¡eres de la familia! ¡por dios! - la interrumpió.

Lo siento – repitió.

Tranquila mamá, es lo único que sabe decir, parece un robot programado – Laura entró en el salón, se sentó a su lado, y prosiguió (antes de beber un trago de la cerveza que llevaba en la mano).

Es muy rarita – Katherine estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, y no le importaban, pero su tía no lo soportó y le contestó.

No llames a tu prima “rarita” - le golpeó suavemente con la mano en la frente - ¡y no bebas cerveza! - se la arrebató.

Ya tengo dieciséis años, ¡papá me dejaría tomarme una! - protestó, levantándose del sofá. Acto seguido se fue.

Tu padre, está con una veinteañera, perdido en América – le aclaró Ulalia, mientras se marchaba. Katherine se quedó muda, admirando sus nuevas deportivas.

No le hagas caso, ella es así, espontanea, y mal educada, ya te irás acostumbrando a su presencia, pero si te vuelve a llamar de esa manera, te dejo que le pegues un buen tortazo. Eso es, un buen tortazo es lo que necesita esta niña para enderezarse – siguió, hablando para si misma, asintiendo con la cabeza.

Desde aquél día, Katherine llevaba los guantes puestos hasta para dormir, ellos la ayudaban en su vida diaria, de ese modo no podía saber lo que pensaban, o como morirían las personas de su alrededor. Poco a poco iría acostumbrándose, y de algún modo u otro, ese sería el mejor verano de su vida.

jueves, 21 de enero de 2010

Un día menos.


Bueno, aquí me encuentro, sentado en la silla, frente al escritorio, tecleando estas mismas letras. Desde aquí quiero darle las gracias a Nerea, si por su paciencias conmigo, y oír todas las locuras que me pasan por la cabeza. Quiero decirles a todas las futuras visitas qué, ya voy por el capítulo 6, y a punto de empezar el 7. Este capítulo (el séptimo), es muy inportante, puesto que deja pracitcamente atrás la parte de presentación del libro, y comienza con un poco de acción. De momento, tengo escritas unas 90 páginas, y espero llegar a las 200. Para hacer el libro "perfecto", con esto me refiero a "perfecto" -para mi- en el sentido de la longitud de la novela. Así queda ni muy corta, ni muy larga.

Bueno, saludos a todos, y hasta la próxima.


martes, 19 de enero de 2010

Silenciada: Portadas. "comienza a arrancar el proyecto"
















Bueno, esto es una simple presentación para tod@s aquell@s que en un fututo, (cuando la novela se de a conocer) , visiten esta página -o blog-. Quiero darme a conocer; me llamo Ioritz, y en un futuro no muy lejano -espero- veré cumplido mi sueño, publicar una novela mía.
Esta novela, que os quiero presentar -o exponer-, se titula "Silenciada", será mi primera novela, por lo tanto este mundo que se me abrirá será todo nuevo.
Confío mucho en mis posibilidades, y espero profundamente, que cuando todo haya comenzado, y todos los que me quieran apoyar, agan publicidad en internet sobre mi novela, -ya qué no contará con una publicidad- (tipo editorial).
Con "Silenciada", mi único propósito es llegar al mayor número de personas posibles. Entretenerlas con mis historias, y que disfruten leyéndolas.
De aquí, quiero darles las gracias a tod@s aquell@s que me han estado apoyando durante todo este tiempo. Especialmente a mis familiaries, amigos, y compañía.
Saludos, y os dejo con las versiones de la foto que -seguro- ocupará la portada.