Sinopsis

Adam se me acercó súbitamente, acariciándome el cabello con su mano derecha, mientras que con la otra, me agarraba por la cintura. Entonces, apunto de desmayarme, con el corazón latiéndome a cien por hora, susurró -rompamos las reglas-, a continuación rozó sus labios con los mios, introduciéndome en un trance del que no quería despertar. Me había besado.

viernes, 22 de enero de 2010

Capítulo.1

Sensación






Allí comenzaría el viaje de Katherine, despidiéndose de sus padres y su hermano pequeño, simulando sonreír, mientras lloraba en su interior. A la par que el tren se alejaba con paso torpe, cogiendo fuerza según se iba adentrando en el monte. Se quedó de pie, asomó por última vez la cabeza, el pueblo que la había visto crecer se hacía cada vez más pequeño. Tras un largo suspiro, se sujetó bien la mochila que llevaba sobre la espalda. Sacó su billete del bolsillo, y leyó.

Asiento número 163 – alzó la vista, recorriendo el vagón, apenas había gente, buscó su asiento, mirando continuamente los números situados en lo alto, sobre su cabeza, hasta encontrar el lugar. Se dejó caer junto a la ventana, aparcó la mochila a su izquierda, agarrándola con el brazo, pensando en el futuro que estaba por venir.

Horas después se despertó, cansada, parpadeó varias veces, y echó un vistazo a su alrededor, ¿cuánto llevaría dormida?, entonces, fue por primera vez, cuando vio el maravilloso amanecer de Santiago, el sol comenzaba a salir tras el mar, poco a poco, bañando el día de un color rojizo, mientras la niebla propia de allí se iba retirando. A lo lejos vislumbró su próximo hogar, entonces se imaginó si alguien abría ido a recogerle a la estación. Pero enseguida su mente lo puso en duda, aclarándole que nadie en su sano juicio saldría a las seis y media de la mañana de su cómoda cama, para congelarse por ella.

La voz cansada de un hombre (que pedía a gritos unas horas de descanso), avisó a los pasajeros de que ya habían llegado, en aquel momento, Katherine se imaginó la cara del pobre señor, sentado, conduciendo el tren, con unas ojeras propias de un búho, con el pelo rapado al uno, y de cara regordeta. Se puso la mochila sobre la espalda, levantándose sin ganas, con las piernas medio dormidas, el inmenso frío la rodeó, clavándosele en la piel, entonces se arrepintió de no haberle echo caso a su madre cuando le avisó de que en Santiago hacía mucho frío (incluso a principios de verano). Fue la última conversación que tuvo con ella, la mañana anterior. Ella se le abalanzó, tras haber comprobado su escaso equipaje, avisándola de que se llevara más de un buen abrigo, Katherine se excusó, diciendo que en verano no podía hacer tanto frío en ningún lugar del mundo, (era evidente de que se había equivocado) y se martirizó por ello. Los pocos que quedábamos en el tren, salieron de él, agotados por el viaje, Katherine se puso de puntillas (su escasa estatura no le permitía ver más allá de sus deportivas), después de haber recorrido la estación al completo varias veces, a lo lejos, divisó una mano corriendo hacia ella, era (según le había comunicado su madre los días anteriores, su tío Javier, de veinte años).

Lo siento – le gritó, mientras se le aproximaba. Al alcanzarla, posó sus manos sobre las rodillas, jadeando, (no estaba muy acostumbrado a hacer ejercicio).

No te disculpes, gracias por haberme venido a buscar – le confesó ella.

Tranquila, me pillaba de camino, se me había gastado el cartón de tabaco – mintió. ¿Es tonto? Se preguntó, ¿acaso se creía que se iba a tragar semejante trola?

Javier, al verla agacharse en dirección a la mochila, le dijo que no se molestara que ya la llevaba él por ella. Le dirigió una media sonrisa, mientras le conducía camino al coche.

¿No te cuentas nada? - le preguntó.

Uff – dijo ella en un suspiro.

Tranquila, ya tendremos tiempo para charlar, debes de estar muy cansada. No, mejor dicho, lo estás, tus enormes ojeras me lo dicen... - Katherine se llevó las manos a la cara, acto seguido él se empezó a reír como un burro.

El trayecto fue bastante ameno, con la primera impresión que Katherine se había llevado de Javier se había imaginado un viaje largo y estresante, pero se equivocó, él puso la radio, cantando las canciones de rock que transmitían a través de ella. Ella de mientras, miraba por la ventanilla, tras el cristal, contemplando los maravillosos campos a su alrededor.

El auto se paró, Javier la miro por el retrovisor.

Ya estamos... - suspiró, temerosa de lo que podría encontrarse, nunca se le habían dado bien las relaciones, y menos con gente que solo conozcía de vista por el álbum familiar. Bajaron del coche, Katherine no quería tocar a nadie, así qué, con la escusa de que hacía un terrorífico frío, se puso los guantes negros que se guardaba en el compartimento derecho de la mochila. Poco después de salir del auto, empezó a distinguir el olor a salitre, y a humedad que los rodeaba, a apenas cincuenta metros de donde se encontraban yacía una pequeña playa, bañada de oro por el sol. Frente a ella, un gran caserón construido en 1895, con un descuidado jardín a sus pies, y completado por cuatro pisos, sin contar el sótano y la buhardilla. La fachada yacía repleta de ventanas pequeñas, pero reinada por cuatro grandes ventanales, dos de ellos en el primer piso, y los restantes en el tercero. Javier abrió la puerta principal, después de haber estado media hora buscando la llave adecuada. Entraron, en la que a partir de aquel día pasaría a ser el nuevo hogar de Katherine, el primer piso era muy amplio, con tan solo tres puertas comunicantes a otras habitaciones, el salón, la cocina, y el mayor cuarto de baño de los tres que había repartidos por la casa.

Andaron de puntillas, no querían despertar a nadie, Javier, la dirigió a la cocina, le señaló las sillas al rededor de la gran mesa de madera de pino, y le indicó que se sentara.

Yo no sé mucho de cocina, pero te aré un cola-cao de los que yo me suelo preparar - Entonces, comenzó a buscar los utensilios necesarios para ello, rebuscando entre todos los armarios, (parecía que el nuevo en aquella casa fuera él). Sacó un plato pequeño y alargado, puso a tostar unas cuantas tostadas, y le sirvió leche en un tazón gigantesco, con bacas dibujadas en ella. Unos segundos después, las tostadas salieron de sus escondrijos, Javier, que se había sentado junto a Katherine, se levantó para cogerlas. Cuando ya las llevaba sobre el plato, resbaló con algo, y se le cayó el plato al suelo, rompiéndose, creando un ruido cristalizo y chirriante. Ella se levantó, nerviosa, ¿le habría pasado algo?, le tendió una mano.

¡Javier, Javier! - decía ella en voz baja.

Tranquila estoy bien – y la agarró. En ese instante, todo a su alrededor desapareció, por su cabeza recorrían miles de imágenes, que sus ojos visionaban, se maldijo por no haberse prevenido más, entonces le vino la primera imagen, la de un hombre que estaba involucrado en una pelea, una pelea ilegal, e injusta, eran tres contra uno, él (el antepasado de su tío) intentaba defenderse, pero lo otros tres hombres lo golpeaban continuamente, patadas, puñetazos... por todas partes. Y el dolor que ese hombre sentía la invadió, rabia, frustración, venganza, dolor, tristeza, amor... Quería salir de aquella visión, pero no podía controlarlas, después con tan solo un intervalo de una milésima de segundo, le vino la siguiente imagen, esta vez, era la de una mujer, enterrada hasta los hombros, con una bolsa tapándole la cabeza, mientras alguien le tiraba piedras.

Unos segundos después se despertó, jadeando, envuelta en sudor frío, con el pelo empapado en él, y miles de los sentimientos que había visionado en su visión recorriendole el cuerpo a velocidad de vértigo, es por ello que Katherine no solía tener mucho contacto con personas, es algo que le sucedía y no podía controlar, no podía evitar el saber que pensaba la gente, que sentían, como iban a morir, o qué les pasó en sus vidas anteriores (si es que las tenían). En medio de aquel alboroto apareció su tía, Ulalia, hermana de su madre, enfurecida, por no haber podido dormir sus horas necesarias, al verlos, su expresión cambió por completo.

¿Pero qué a sucedido aquí? - Javier se levantó, soltándole la mano a Katherine, y apoyándose en la encimera.

Katherine, ¿qué te ocurre? - le preguntó su tía, acercándosele – esta en shock, su madre me dijo que aveces le sucedía, ayudame Javier, vamos a dejarla en su cuarto – arrastraron su cuerpo hasta la buhardilla y la tumbaron en la cama,ella seguía sudando, ardiendo, envuelta en aquellos horribles pasajes de los antepasados de su tío.

El sol golpeaba el rostro de Katherine, se había dormido, se sentía rara, ¿qué hora sería?, consultó su reloj, eran las seis de la tarde. Su cuerpo aún estaba dormido, envuelto en el sudor frío que tan poco le gustaba. Tenía dolor de cabeza, salió de la cama, y la madera sonó al compás bajo sus pies.

El pasillo yacía inundado en las sombras, ella se apoyó en la pared, para no tropezar con cualquier objeto, (estaba mareada). Llegó a la escalera, se quedó en silencio por unos momentos, intentando distinguir unos sonidos provenientes de el primer piso. Eran las voces de la televisión, comenzó a descender por la estrecha escalera, cuando, de pronto, aún sumida en la oscuridad de la casa, distinguió un ruido, y no eran los de antes. Intentó localizar de donde venía ese sonido, forzando los sentidos. Se adentró en una habitación situada a la izquierda, ¿qué hacía?, se preguntó. Algo en su interior la empujaba a descubrir la procedencia del ruido. De pronto, un olor a salitre la rodeó, ¿qué sucedía?, ¿qué era ese olor?, al principio supuso que sería el olor del mar que se adentraba en aquella casa, pero no, el olor era demasiado intenso, parecía provenir de esa misma habitación. Entonces, le pareció vislumbrar algo entre la oscuridad, parecido a una sombra, <<¡corre!>> gritó una voz en su interior. Salió a toda velocidad, sudando de nuevo, y con el corazón latiendole a mil por hora. Giró la mirada, tras haber cerrado la puerta, y se llevó el mayor susto de su vida, gritó, el cuerpo de una mujer la miraba.

Vale... no me lo voy a tomar a mal, por que según me han dicho eres un poco rara, ¿pero tampoco soy tan fea como para qué grites de ese modo, no? - con la mano en su pecho, y el cuerpo paralizado, Katherine intentó distinguir a aquella mujer, que no era mucho mayor que ella, entonces una imagen le vino a la mente, se trataba de su prima, Laura.

¿Estás sorda?, ¿acaso te ha comido la lengua el gato? - le preguntó con sarcasmo.

Lo... lo siento – se disculpó, era lo único que se le ocurrió, en ese momento, era como un café cortado.

¿Lo... lo siento...? - repitió, burlándose - ¿qué lo sientes? - dijo, colocándose las manos en la cintura, y arrastrando la terminación de la última palabra. Al ver que Katherine no decía nada, concluyó.

Eres muy rarita, ¿lo sabías? -


Toma... - Ulalia le tendió un tazón de leche caliente con azúcar – esto te quitará el malestar

Gracias -

De nada mujer, que vaya susto nos has dado a todos, tu tío se a ido a trabajar muy preocupado, menos mal que tu madre me dijo que era algo que te sucedía normalmente y que no tenía ningún riesgo, que si no, me muero ahí mismo – rió. Y Katherine le pegó un pequeño sorbo a la leche.

Lo siento, de veras, no querría ser un cargo para vosotros... -

No eres ningún cargo, ¡eres de la familia! ¡por dios! - la interrumpió.

Lo siento – repitió.

Tranquila mamá, es lo único que sabe decir, parece un robot programado – Laura entró en el salón, se sentó a su lado, y prosiguió (antes de beber un trago de la cerveza que llevaba en la mano).

Es muy rarita – Katherine estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, y no le importaban, pero su tía no lo soportó y le contestó.

No llames a tu prima “rarita” - le golpeó suavemente con la mano en la frente - ¡y no bebas cerveza! - se la arrebató.

Ya tengo dieciséis años, ¡papá me dejaría tomarme una! - protestó, levantándose del sofá. Acto seguido se fue.

Tu padre, está con una veinteañera, perdido en América – le aclaró Ulalia, mientras se marchaba. Katherine se quedó muda, admirando sus nuevas deportivas.

No le hagas caso, ella es así, espontanea, y mal educada, ya te irás acostumbrando a su presencia, pero si te vuelve a llamar de esa manera, te dejo que le pegues un buen tortazo. Eso es, un buen tortazo es lo que necesita esta niña para enderezarse – siguió, hablando para si misma, asintiendo con la cabeza.

Desde aquél día, Katherine llevaba los guantes puestos hasta para dormir, ellos la ayudaban en su vida diaria, de ese modo no podía saber lo que pensaban, o como morirían las personas de su alrededor. Poco a poco iría acostumbrándose, y de algún modo u otro, ese sería el mejor verano de su vida.

8 comentarios:

  1. Hay varios fallos, pero los corregiré, espero que os haya gustado.

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  2. ola!! queria decirte q me a parecido interesante este 1º capitulo. Estaria genial ver más... y me a encantodo el blog en general, yo tengo uno pero no lo controlo muxo y el tuyo me a gustado como ejemplo a seguir... una preguntita... (me gusta escribes asi q...) me darias tu tu opinion sobre el mio?? http://mirincondesentimientos.blogspot.com/
    gracias tanto si te pasas como si no... y en serio me a gustado el cap. me encantaria leer mas XD

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  3. Muchas gracias Laura, me complaces mucho. Y por supuesto que me pasaré por tu blog, saludos!
    Y bueno, puede que en los próximos días suba el segundo capítulo, y más o menos para marzo me editarán la novela.

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  4. Hola.Como dije aquí estamos :).
    Me a gustado mucho este capitulo,la verdad que te deja con curiosidad sobre que pueda pasar.
    Tambien me gustaria leer más pero si vas a publicar la novela no desveles demasiado.
    Te e agregado así podre seguir tu blog desde el mio.
    Mucha suerte.

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  5. Pasense por http://thefoolishshow.blogspot.com
    Alli estoy publicando parte de mi novela porque tambien pienso editarla y publicarla como libro.
    Espero les guste.
    Me gusto el cap. 1, espero publiques mas! PAsate por mi blog y deja una opinion sobre la mia si?
    Y si no en http://twilightland-giocullen estan mis 2 novelas, 2 capitulos de cada una.
    Besos y suerte! :)

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  6. Muchas gracias bella!! en el blog solo subiré un capítulo más, y en Marzo -si todo va bien- publicaré la novela.
    Y Erii, gracias a ti también, en un rato me paso para leer tu novela, saludos!!!

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  7. Eeemm... creo que no está mal la historia... aunque hay unas faltas de ortografía que supongo, es eso lo que coregirás...

    Y una pregunta.. de que país eres?

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