Sinopsis

Adam se me acercó súbitamente, acariciándome el cabello con su mano derecha, mientras que con la otra, me agarraba por la cintura. Entonces, apunto de desmayarme, con el corazón latiéndome a cien por hora, susurró -rompamos las reglas-, a continuación rozó sus labios con los mios, introduciéndome en un trance del que no quería despertar. Me había besado.

viernes, 26 de febrero de 2010

Pequeño adelanto del primer capítulo de Sabor a Sangre


Hola a todos y todas, os traigo un pequeño adelanto de Sabor a Sangre, mi próxima novela. Espero que os guste :)


Capítulo.1


Vivir para morir







En ese momento, supe que nunca me había detenido a pensar en la muerte.
La muerte, fría y misteriosa, un tema del qué filosofar hasta aburrirse, o de dejar de pensar para no volverse loca. La muerte... el final para todos, el adiós a la vida, y el saludo a la eternidad. Sin dudas un tema que solo trae tristeza al corazón. Pero lo único con lo que mi cabeza se enredó para escapar de un tema aún más aburrido; las matemáticas. Me encontraba en clase, sentada en mi pupitre, con la cabeza apoyada en la mano, mirando con desdén a Carlos, que escribía sin parar en la pizarra.
Bostecé.
Unas cuantas lágrimas acudieron a mis ojos, pero parpadeé, no tenía ganas de llorar. Me acomodé mejor en la silla, apoyándome en el respaldo de esta, cruzando los brazos, mirando sin ganas a los números dibujados en la pizarra. Me acerqué a Laura, y le susurré.
¿Qué hora es? - ella me miró con desaprobación, se echó la manga hacia atrás y agarró el reloj. En ese momento sonó el timbre. Ambas esbozamos una sonrisa irónica. Guardamos todo en nuestras mochilas, levantamos las sillas y salimos de clase al igual que el resto de alumnos, mientras Carlos nuestro profesor de matemáticas seguía hablando sin parar.
¡Qué tostón! - exclamé, una vez salimos al pasillo, giramos a la derecha, y salimos del colegio.
Un día menos – dijo Laura con sencillez, el sol nos golpeó. Nos miramos brevemente y bajamos por las escaleras.
¿Ya te has enterado del nuevo cotilleo que circula por la escuela? - me preguntó, con la mirada fija en el asfalto.
No – contesté.
Parece ser que mañana vendrá un nuevo alumno a nuestra clase – me informó, sonriente.
¿Es chico?
Según me han contado si, viene de Madrid. Lo han expulsado del colegio en el qué estudiaba – me miró de reojo y prosiguió – bueno, eso es lo que cuentan...
¿Entonces vendrá a nuestra clase?
Si, pero debe tener un año más que nosotras.
Eso significa que a repetido – dije, dibujando un boceto del tipo de hombre que esperaba que fuera.
Por lo que dicen por ahí..., debe tratarse de un chico rebelde – Laura pronunció la -R- del principio con intensidad, arrastrándola.
El chico que me imaginé, era alto, de cabello rubio, y de unos bellos ojos azules, tapados por los gigantescos cristales oscuros de unas gafas. Una vez repasados cada parte de su cuerpo, pensé el por qué asociaba aquella imagen a un chico -rebelde- supongo que sería por la influencia de las películas Americanas.
Cruzamos la carretera, y entramos en mi casa. Laura se quedó en la cocina charlando con mi madre, mientras yo me cambiaba de ropa.
¿Mamá has cogido tú mi pantalón baquero? - le pregunté, mientras descendía por las escaleras al primer piso.
¿Yo? ¿para qué, para ponérmelo en una pierna? - Laura se rió, entré en la cocina y me apoyé en el marco de la puerta.
Entonces ya me dirás tú donde está.
Pues seguramente se han largado a pie – dijo con sarcasmo, mientras chupaba su chupa-chup.
¿Estás de coña, verdad? - dije, abrí el frigorífico y cogí una lata de coca cola.
No, con toda la mierda que tenían seguro que cogieron vida propia – Laura volvió a reír.
¡Qué graciosa! - exclamé, moviendo la cabeza de un lado a otro.
¿No los habrás echado al cesto de la ropa sucia? - me preguntó.
No – negué inmediatamente.
¡Es verdad! - afirmó - ¡que no conoces el cesto de la ropa! - Laura volvió a reír, y yo me di la vuelta, subí por las escaleras y entré en mi habitación.
Mi madre... la única persona con la que compartía todo en mi vida, la confianza aveces da asco.
Abrí el armario que ocupaba toda la pared de la parte derecha de mi habitación, lo miré fijamente, cogí algún que otro pantalón, pero ninguno me convencía, cerré la puerta corredera del armario sin ganas, bajé abajo.
¡Nada! ¡ha desaparecido! - dije, al entrar en la habitación - ¿nos vamos? - Laura, después de que su mirada se encontrara con la mía, miró rápidamente a mi madre, cogió su mochila y se la puso a la espalda.
Adiós mamá – me despedí, saliendo de la casa, mientras esperaba a Laura en el porche, mirando el vecindario.
Adiós señora Sanz.
Adiós guapa – le oí decir a mi madre, vagamente.
Cómo me gustaría que mi madre fuera como la tuya – dijo Laura en un suspiro.
Cría cuervos y te sacarán los ojos – me limité a decir. Salimos de la calle Santos y nos encaminamos a la biblioteca.
Justo cuando giramos a la derecha nos encontramos con Miguel Lopez y un chaval que lo acompañaba.
Huy, ¡pero mira qué casualidad! ¡Que suerte haberme encontrado con las más guapas del instituto! - dijo con sarcasmo.
¡Y nosotras con el más tonto del pueblo! - añadió Laura.
Cariño mío – dijo él, mientras se arrodillaba ante ella y le cogía la mano derecha para besársela - ¡por qué me haces esto! ¡con lo que yo te quiero! - aquella escena se parecía a ver en directo una telenovela Argentina. Muy sobre actuada.
Déjame – dijo Laura, apartando la mano, mientras se limpiaba las babas que le había dejado él, en la falda.
¡Eres un guarro! - gritó, y nos fuimos andando.
¡Qué tonto! - me dijo ella mientras nos íbamos.
Es muy gracioso – le dije.
Pero muy tonto – siguió diciendo, mirándome.
¿Quién era el qué le acompañaba? - le pregunté, arrugando el entrecejo.
Creo que su hermano – me respondió, mirando hacia atrás.
Llegamos a la biblioteca, saludamos a Marta, que yacía detrás del mostrador. Y nos situamos al fondo del todo, en la penúltima mesa. Laura se sentó en frente mio.
¿Qué hay de deveres? - le pregunté, mirando el contenido de mi mochila.
Pasado mañana tenemos el examen de Matemática, y nos han enviado cinco ejercicios de Lengua castellana para el próximo lunes – Y con un simple suspiro nos pusimos a estudiar. Según íbamos avanzando y no entendíamos algo, nos los preguntábamos la una a la otra.
El tiempo pasó, y ya no aguantábamos más allí, nos miramos mutuamente, y guardamos todo en nuestras mochilas.
¿Qué te parece si vamos a ver al nuevo chico? - me preguntó, mientras sus labios se tensaban en una sonrisa.
¿Es una broma, verdad? - no necesité un sí por respuesta, cuando Laura hablaba tanto de un tema en concreto, significaba que le interesaba, y cuando a mi querida amiga se le metía algo entre ceja y ceja, no había un -no- por respuesta que le parara los pies.
No sé para qué pregunto – dije, ladeando la cabeza.
¿¡Es qué no estás intrigada de cómo será¡? - exclamó, con las pupilas asombrósamente dilatas. Entonces solo faltaba una palabra que me faltaba por oír, si llegaba a pronunciarla, cualquier cosa podría pasar.
¡Vamos! - dijo finalmente. -Ya está- me dije a mí misma, ya no había nada que hacer.
Nos dirigimos al sombrío lago a las afueras del pueblo, rodeado por un gran
bosque con una extensión de kilómetros. En frente de aquellas aguas oscuras, residía la vieja casa Nuit. Que en español significaba -noche-. Un apellido un poco raro, pensé.
Vayámonos – le dije a Laura, aquella vieja casa me daba escalofríos.
No, espera, vamos a mirar un poco más – rodeamos el lago y nos quedamos en frente de la residencia Nuit.
Laura, por favor, vayámonos – le supliqué, atacada de nervios.
Venga, que solo será un vistazo, tenemos que darles la bienvenida – abrió la verja en forma de arco que hacía de puerta, y esta provocó un chirrido.
¡Por favor! - le dije, tirando de la manga de su camiseta. Pero hizo caso omiso de mis palabras, y agarró mi mano.
Solo será un minuto – tiró de mi, con una gran sonrisa grabada en la cara.

1 comentario:

  1. mmm q buena pinta XD al parecer laura es tan cabezota como to jaja q pasara?? :D ya tengo ganas de leer mas

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